lunes, 28 de septiembre de 2020

LA HUELLA DE LA REALIDAD

 “Para dejar nuestra huella en la historia hace falta que la realidad imprima su huella en nosotros”

“La tarea de la realidad es despertar las preguntas últimas”

Mariluz, ¿no te aburre la cuarentena? Fue la pregunta que me lanzó mi pacientita de 8 años en medio de su sesión de terapia, y por unos segundos me detuve a pensar, y me di cuenta que no he tenido tiempo de aburrirme en la cuarentena, que ya lleva en mi país más de 6 meses. En todo este tiempo solo he salido 2 veces de casa, soy una persona de las que llaman de alto riesgo por cuestiones de salud y es que ser ermitaña suele ser mi particularidad, y no es que me mantenga alejada de la vida, y ahora entiendo más claramente por qué. 

Los que me conocen saben que tengo una expresión para referirme a la realidad y en especial a mi trabajo: “No salgo a buscar a la realidad, porque ella siempre viene a visitarme al consultorio” , y es que en cada historia en cada situación con mis pacientes la realidad siempre viene a tocar mi puerta y es que es así como para mi funciona la realidad, independientemente de que quieras verla, negarla, o disfrazarla del color que más te acomode, al final se impone y termina estrellándose frente a nosotros.  Muchos nos molestamos, nos frustramos y como seres humanos que somos intentamos desesperadamente zafarnos de esta inefable fatalidad que es tener que mirar o enfrentar lo que tanto evitamos.

Mucho se habla de que la realidad al final tú te la construyes y que cada quien vive su propia realidad, pero eso tan particular no son muchas realidades, son las diferentes percepciones que cada uno tiene de un contexto mucho más amplio que el personal.  Cada uno de mis pacientes vive una situación pero lo que me ayuda a mirar sus circunstancias es percibir que forman parte de algo mucho más grande y que cada uno de sus problemas es una pequeña parte de una realidad más amplia llena de posibilidades que de alguna u otra forma ya sea por el dolor o por confusión simplemente no alcanzan a ver.  Identificar el verdadero problema es una parte esencial, en terapia las personas llegan creyendo que saben cuál es su problema y es curioso porque muchas veces han vivido con la consecuencia o lo que llamamos el síntoma pero lo que han deseado resolver no es quizás el meollo del asunto, y es justo porque nos instalamos en mirar solo nuestra particular percepción que es por eso mismo reducida y a la que todos llaman “mi realidad” pero si pensáramos en “la realidad”, nos abriríamos a un infinito de grandes posibilidades  y podríamos ampliar el panorama, cuando mis pacientes hacen esto se sorprenden de todo lo que no alcanzaban a mirar y con asombro ahora pueden comprender, me encanta mirar sus reacciones cuando descubren algo nuevo, novedoso y diferente.

¿Pero como puede alguien que parece estar aparentemente aislado del mundo estar tan atento a la realidad?   Hay muchas formas de excluirse del mundo, puedes estar inmerso en un sinfín de situaciones y al mismo tiempo estar alienado de la realidad, pero puedes aparentemente estar privado de experiencias y mirar la vida como muy pocos se atreven a mirar, y eso es lo que llamamos “la postura”,  la “apertura y disponibilidad de la razón” que nos abre a darnos cuenta que la realidad no es mía, no soy su dueño, que no es algo que yo construyo sino que está fuera de mi, moviéndose con vida propia, y que yo soy parte de ella, una parte muy pequeña y que eso no significa que cada acción y cada anhelo no tenga su propio poder.

Hace días descubrí en Netflix una película muy viejita, del año 97, protagonizada por Tim Allen y Kristie Alley, traducida en Latinoamérica “En la riqueza y En la pobreza” y me decidí a verla para recordar porque me gustó la primera vez. Es la historia de una pareja que vive en la riqueza, la película inicia en una fiesta donde están celebrando sus 10 años de casados, ante todos parecen felices y en eterna luna de miel, pero por lo que puede apreciarse escenas después, ya no se soportan y viven en un mundo extremadamente superficial, donde lo material y las apariencias es lo que mueve sus existencias.  El contador los ha desfalcado y ahora tienen una deuda con hacienda, son prófugos y por azares del destino al huir para no ser encarcelados terminan en una comunidad Amish escondiéndose y sin proponérselo es justo ahí alejados del mundo y de lo que todos llaman realidad que redescubren el sentido de su matrimonio, así como el valor del trabajo y del sentido de la vida.

Hay una escena bastante significativa en la fiesta de aniversario, Tim Allen está presentando ante todos su nuevo proyecto y es una especie de parque de diversiones en donde la temática gira alrededor de las religiones, una jueza que está presenciando la presentación se ofende y le recrimina la falta de seriedad ante un tema tan profundo como lo es la religión y que el desconoce y del que ha hecho una parodia en un parque de diversiones.  Esta observación marca lo que sucederá en la historia, porque mientras los protagonistas creían vivir en la realidad es irónicamente en un lugar apartado de la “civilización”, en donde personas que por voluntad propia han elegido intentar llevar una vida contemplativa para poder acercarse de manera más fiel al sentido de sus vidas en donde descubren que lo que ellos han estado viviendo definitivamente nada tiene de real.

Tim Allen aprende a arar la tierra y a redescubrir que el trabajo implica un proceso de intima conexión con la naturaleza y sus necesidades, que la vida tiene ciclos y sus propios procesos en donde puedes hacer crecer y crear cuando logras comprender y respetar que es así en todo. En una escena está sentado observando con asombro cómo empieza a crecer la siembra y no puede creer que el haya colaborado para que eso sucediera y su amigo Amish le dice tomando un puñado de tierra en sus manos: “todos nos critican por que supuestamente estamos aislados de la realidad, pero esto, esto es la realidad”.  Su esposa se siente incómoda entre estas mujeres extrañas que cocinan, bordan, cuidan a sus hijos, por que la hacen sentir una inútil, ella que días antes le reclamaba a su esposo que le haya impedido realizar su sueño como diseñadora, siendo ahí en medio de esta aparente rutina agotadora con estas familias en donde no hay luz ni teléfono donde vuelve a diseñar y a redescubrir que más que un sueño que nos lleva al éxito, la vocación tiene que tener un significado vivo con sentido.

Lo que muchos llaman realidad o mundo real, es tal vez lo más lejano a ella, muchos de mis pacientes llegan justo con esa inquietud, ante no poder adaptarse a las exigencias del “mundo”, producir hasta el cansancio, sacrificando salud, familia, anteponiendo deseos antes que necesidades, en un ambiente consumista y ególatra en donde somos el centro del universo para satisfacer nuestros deseos en una carrera loca por la supuesta felicidad que ha incluido ya no solo a los adultos, sino también a los jóvenes y a los niños que sin entender porque simplemente deambulan sin encontrar un sentido, olvidando sus verdaderas necesidades humanas y lo que la realidad exige y nos demanda ante nuestra propia humanidad.

La realidad definitivamente debe dejar una huella, esa vida que todos añoramos y extrañamos por la cuarentena, tal vez no es la auténtica realidad sino una que nos hemos construido, y esta que nos ha tocado vivir ahora es muy probablemente la que nos acercará a esa de la que hemos huido sin darnos cuenta.

Un espacio de mi consultorio

Durante más de veinte años cada uno de mis pacientes con sus historias de dolor, de sufrimiento y de éxito deja siempre una huella muy profunda en mí. No he viajado por el mundo, pero llevo ya muchos años escuchando con mucha atención, leyendo, estudiando, investigando y por supuesto mirando con un profundo respeto la realidad, incluyendo las situaciones que la vida me ofrece, como mis problemas de salud y la cotidianeidad que puede en mucho sorprenderme aun en su aparente insignificancia, no salgo a fiestas los fines de semana, no me muevo en círculos intelectuales, no recibo reconocimientos de prestigiosas universidades, ni condecoraciones de las autoridades que a mi parecer están cada vez mas y mas alejadas de lo que es la realidad, estoy aquí en mi biblioteca con más de 3000 libros, rezando todos los días, acompañada de mi familia y todos mis pacientes así como de aquellos que acuden a mis talleres, círculos de lectura y cines filosóficos para conectarme siempre y directamente con la asombrosa e increíble realidad, esperando siempre recibirles para viajar tal vez como me dijo otro de mis pacientes pues es la sensación que experimenta cuando entra a la biblioteca: “es como si al entrar te transportaras a otro lugar fuera de Mérida” y si, tal vez nos transportamos a un espacio en donde intentamos acercarnos lo más posible a descubrir “la realidad”  para despertar las preguntas últimas y por eso no me he aburrido en la cuarentena.

DE LA PANDEMIA A LA COTIDIANIDAD. (De la realidad a la evasión)

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