viernes, 12 de junio de 2020

EL SENTIDO ME ENCONTRO DE NUEVO EN LA CUARENTENA


“El hombre se autorrealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida”. Viktor Frankl

He vivido en confinamiento desde hace varios años, cuando una enfermedad crónica en plena juventud y vida productiva llegó a mí, justamente estaba por inaugurar el Instituto Hypatia, uno de mis primeros proyectos y estuve a punto de no hacerlo. El Lupus es una enfermedad autoinmune que te limita de una manera drástica, así que mi vida no sería la misma, siempre fui muy activa, y apasionada en lo que hago, estando embarazada de mi primera hija tenía 2 empleos y además mi consultorio privado, así que la noticia de tener que bajar el ritmo y además privarme de ciertas actividades a plena luz del día por el problema con los rayos ultravioleta no fue fácil de asimilar. La vida tiene limites siempre lo supe pero no se me habían manifestado tan drásticamente, al final parecía que yo siempre los sobrepasaba.  No detuve mis proyectos, lo que hice fue renunciar a mi empleo para dedicarme a ellos, todos me dijeron que era una locura y como suele sucederme la enfermedad se convirtió en un reto más, y ahí fue donde sin darme cuenta el camino del sentido de mi vida inició sin proponérmelo.

Muchos saben que soy psicóloga y estudié filosofía, pero es la filosofía lo que rige la mayor parte de mi trabajo y de mi vida, de ahí he dado un salto a la teología y el panorama se ha ampliado de una forma increíble. Cada situación, cada momento se ha convertido en un regalo, en un signo, que siempre intento abrazar, ya no se trata de desafiar los límites para probarme que soy invencible y por eso tengo un valor, opté por empezar a contemplar y apreciar la realidad e intentar descifrar el significado que lleva implícito,  y es así que cada situación se convierte en pequeñas huellas que se quedan impregnadas siendo los faros con los que me voy guiando para descubrir mi camino, y paso por momentos que he llamado “intentar ser fiel a mi naturaleza” a lo que mi corazón me dicta y entonces descubrí que no estoy buscando el sentido, la realidad es que el sentido me busca, me ha buscado siempre.


Mi consultorio
Hace ya más de 3 años que nos mudamos a la ciudad de Mérida, siguiendo el llamado de la realidad, había fundado una biblioteca con más de 3000 libros donados, la situación económica en Campeche no estaba bien, estábamos en una fase crítica y me cuestionaba si hacer homeschooling con mis hijos era una buena decisión, iba buscando más que un sueño, poder concretar un estilo de vida propio adaptado a mi circunstancia sin negar la realidad que se me presentaba.  Nos mudamos y no fue sencillo, fue un proceso difícil pero lo logramos, la biblioteca se transformó en un hijo hermoso fruto de mi primer proyecto y la aceptación de las personas en Yucatán fue inmediata.  El Gato de Alicia se ha convertido en el nuevo faro que me lanza las piezas para descubrir y dar forma a lo que estaba buscando.  Encontré que mi trabajo terapéutico y filosófico se adaptaba maravillosamente al enfoque que la cultura en su esencia tiene como función en la vida, y que urgen espacios que den prioridad a la naturaleza humana y que ayuden a las personas a recobrar el reencuentro con su humanidad y entonces armé actividades como  Cines filosóficos, círculos de lectura, un taller de escritura terapéutica, otro de fotografía terapéutica, charlas y conferencias, una tertulia literaria y cinéfila cada quince días y por supuesto las psicoterapias, mi consultorio está en la biblioteca ofreciendo el servicio de Consultoría Filosófica y Terapia existencial.

Pasó el tiempo y todo parecía ir de maravilla, era empezar de nuevo en otro lugar pero eso no nos detuvo, el espacio ya nos quedaba pequeño, la gente respondió muy bien, la biblioteca está en nuestra casa, mis hijos hacían homeschooling y la vida parecía sonreírnos, hasta que de pronto nuevamente la realidad como generalmente acostumbra hizo de  las suyas y decidió imponerse como mejor le parecía en estos momentos. En medio de la pandemia confieso que me he sentido viviendo en una distopía de las mas bizarras que se me pudieran ocurrir, sin embargo yo en mis expectativas más realistas y profundas visualizaba que esto pasaría algún día, lo que nunca imaginé es que me tocaría vivirlo, y nuevamente la realidad me exigía y me hablaba para exigirme y decirme cosas que necesitaba abrazar y entender pero para mi sorpresa el camino ya se había iniciado, aquellos cambios que empecé a hacer años atrás cobraron un sentido más grande y me asombraba que lo único que hacía era responder de forma  casi instantánea porque ya todo estaba ahí.

La biblioteca no ha podido abrir sus puertas desde que empezó la contingencia, pero todo ahora lo estamos haciendo vía internet, el primer paso fue dar mis consultas en línea, mis pacientes y yo nos hemos adaptado de maravilla y sus procesos han sido enriquecedores y poderosos tengo que confesarlo, han sido fuertes, valientes y lo vamos logrando, de ahí pasar los talleres y las actividades era algo complejo, por que partimos de la premisa de que es necesario el contacto y la presencia para que el proceso sea efectivo, pero me di a la tarea de intentar transmitir y crear el ambiente que logro cuando las personas se encuentran cara a cara y lo he conseguido, y ahora podemos contar con la presencia de personas de muchas partes de la república que desde hace tiempo querían disfrutar de nuestras actividades. Me han surgido ideas, y proyectos nuevos, armé un taller de contemplación que tuvo una hermosa respuesta y parece que la creatividad no se detiene.




Lo más bello de todo ha sido la convivencia familiar, ya pasábamos mucho tiempo juntos, pero poder sentir que tenemos en nuestras manos una parte de la situación nos ayuda mucho aunque la gran parte de todo parece que se sale de nuestro control y no sabemos cuánto tiempo va a durar. Sin planearlo hemos recuperado nuestro espacio ya que como comenté la biblioteca está en nuestra casa, y al abrir las puertas al público compartíamos y perdíamos un poco de privacidad y a veces no disfrutábamos de la biblioteca tanto como quisiéramos, pero ahora eso ha cambiado, cada espacio es ahora valioso y lo estamos disfrutando al máximo.  Para mis hijos no ha sido sencillo, a pesar de ser educados en casa, Sofía ya este curso iniciaba la universidad y Rafa estaba realizando actividades que en verdad le apasionaban y le enseñaban mucho, entre ellas quería hacer su primera comunión, un sueño que venía postergando y todo eso ahora se ha tenido que poner en pausa.

Rafa tocando su batería que ahora está en la biblioteca

Extraño a las personas, abrazarlas y darles besos, soy muy física en ese sentido, añoro las tertulias cada quince días esa convivencia con seres especiales que se han convertido ya en parte de mi familia y a quienes les agradezco de corazón dejarnos entrar en sus vidas, y de ahí todo el movimiento, los usuarios de la biblioteca, las funciones de cine filosófico y los talleres. 

Desde que empezó todo no he salido para nada de la casa, llevo más de 2 meses confinada,  he visto el mundo a través de las noticias y de lo que leo e investigo en la red, y por supuesto de lo que me comparten mis pacientes y las personas que toman mis talleres, el que sale a trabajar y a hacer las compras es José, literalmente estoy trabajando arduamente y no me he detenido en la casa, pero hoy me vi en la necesidad de hacerlo porque me contrataron para dar una charla a 42 ejecutivos conectados en línea en sus casas y algunos en sus cubículos, misma que impartí desde las oficinas de la empresa y cuyo tema fue “El Sentido del Trabajo en un enfoque existencial” y confieso que no sentí una gran diferencia, pensé que al salir me sentiría emocionada al ver la calle y a las personas, y si, en parte fue genial ver gente y observar a todos con sus cubre bocas e intentando darte una sonrisa, pero la verdad es que la vida aun así sigue siendo asombrosa, y lo que la cuarentena me ha obligado a sentir, a pensar y a hacer se lo agradezco infinitamente.  

Darme cuenta que la realidad nos impacta a todos en una misma dimensión pero en circunstancias diferentes ha sido algo que me obliga a cuestionarme cosas muy esenciales y a confirmar otras que ya venía yo repitiendo constantemente, “la realidad es una para todos” nos guste o no, nos interpela a todos, se nos impone: la muerte de la gente, el sufrimiento de los afectados, todo me involucra lo quiera o no, estamos inmersos en esta realidad nos agrade o no, pero soy yo la que decide si quiero verla, como verla y como enfrentarla, pero si le resto a la realidad el poder que tiene en sí misma para abrazar el mensaje que conlleva estoy privándome de la mejor parte que la vida me ofrece. Me va quedando claro poco a poco que no soy yo el punto de partida ni el final, esto es mucho más amplio y me atrevo a decir que infinito, lleno de posibilidades, buenas y malas, duras y dolorosas, para esta pandemia soy una persona de riesgo según las estadísticas gracias al Lupus, al principio el miedo me invadía pensando en todo lo que no quería que me sucediera, como la primera vez cuando me dieron mi diagnóstico años atrás y entonces me enfoqué en todo lo que estaba a mi alcance, en lo que esta circunstancia me exigía una vez más, mis hijos, mi esposo, nuestra casa, el dolor de mis pacientes, sus necesidades, las mías, las nuestras y el sentido me buscó nuevamente, y seguro me seguirá buscando y yo abierta y confiadamente como lo hago siempre asumiendo que proviene de algo más grande que yo, sin dudarlo me dejaré encontrar.



DE LA PANDEMIA A LA COTIDIANIDAD. (De la realidad a la evasión)

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