sábado, 5 de mayo de 2018

EL DUELO DE UN MAULLIDO (Una pena en observación)


"En el dolor, como dentro de todas las circunstancias, hay algo, un significado, una promesa por descubrir". - Emmanuel Mounier

Y mi hermosa Diana falleció, cerró sus ojitos el martes primero de mayo, al parecer la atropellaron, en realidad no salía de la casa, solo para visitar a nuestros vecinos de la esquina en donde se divertía jugando en el jardín, para ellos también era su mascota y les agradezco el amor que le tuvieron, la querían mucho, no sabía cruzar la calle, estaba todo el tiempo en la biblioteca, recuerdo el día que la encontramos, pequeñita, sin bigotes (creo se los cortaron), sucia y desnutrida, justo en la acera de enfrente, en donde la encontramos muerta.

Mi historia con Diana empieza como la que he tenido con todos mis gatos, ellos llegan a mi vida, Jovi, Katy, Sheldon, Castiel, aparecieron un día sin yo buscarlos, justo cuando más los necesitaba, y tal vez cuando ellos más me necesitaban, y así se han ido, en ese viaje eterno del que ya nadie vuelve.
¿Por qué me gustan los gatos? No lo tengo muy claro, pero mi conexión con ellos va más allá, no solo es lo que me inspiran y me hacen sentir, es lo que yo puedo ver en ellos y a través de ellos.


Muchas veces digo que como filósofa intento asombrarme y admirarme de la realidad que me rodea, los gatos son sumamente observadores, contemplativos y miran todos los detalles, no dejan escapar alguno, pareciera que el entorno realmente los provoca y los invita a maravillarse, Diana era así, y por eso se adaptó muy bien a la vida de la biblioteca. La tranquilidad y la paz que se vive entre los libros se proyectaba en su andar, en su serenidad, representando esa compañía que no invade, que no hace ruido ni interrumpe por que respeta y así exige respeto, y al mismo tiempo te hace sentir que no estás solo. Ahora que no está no encuentro palabras para describir lo duro que se siente su ausencia, el silencio y la tranquilidad son ahora un vacío porque ella con su presencia le daba un significado a muchas cosas.


Su rutina era parte de la mía, despertaba muy temprano, dormía con nosotros en la recámara, y lloraba para abrirle la puerta para que saliera a la cocina a comer, era mi despertador, después de comer lloraba de nuevo para entrar a la recámara y acompañarme hasta que saliera a desayunar. Si no tocaba abrir la biblioteca en la mañana se la pasaba acompañándonos  en todo lo que hacíamos, mientras más activos estábamos mas se interesaba por observar lo que realizábamos, cuando me sentaba a teclear o a preparar un taller ella definitivamente estaba ahí, a veces se acurrucaba en mis piernas a dormir mientras yo trabajaba.

Creció en la biblioteca entre libros, su familia y las personas que nos visitan, jugaba con los niños y se dejaba acariciar, muchas veces la gente llegaba preguntando por la gatita de la biblioteca porque veía sus fotos en la página, y le tomaban fotos y se fotografiaban con ella, nos reíamos de la forma en que se había vuelto tan popular.


Cuando la encontramos apenas llevábamos unos meses de haber abierto las puertas de la biblioteca y yo dudaba en quedármela pensando en que no a todos le gustan los gatos y que eso limitaría el acceso de algunas personas, pero la realidad es que yo amo a los gatos, y en ese momento, estaba yo sola aquí en Mérida, mi familia aun no se me unía, ellos seguían en Campeche y definitivamente necesitaba compañía.  Algo que admiro de los gatos que he tenido es su limpieza, aprenden a usar su arenero desde el primer día, la limpieza no ha sido nunca un problema, eso para mí es una prioridad y ellos pareciera que lo saben.  Otro de los motivos por los que decidí adoptarla fue la forma en que los usuarios se encariñaron con ella, de hecho, Pau, una de nuestras más queridas usuarias fue la madrina de arenero y desde entonces Diana formó parte de esta grandiosa comunidad.

Mis hijos también aman a los gatos, hemos llorado por la partida de cada uno de nuestros mininos, pero la partida de Diana nos representó muchas cosas, ya que el año pasado vivimos situaciones muy difíciles con la mudanza, para ellos dejar su casa, sus amigos y familia no fue fácil, reescribir nuestra historia construyendo un estilo de vida como siempre soñamos ha significado mucha lucha y esfuerzo y en todo esto Diana siempre estuvo presente.



El día que fuimos a buscar las Cenizas de Diana, todos lloramos desconsolados, y Rafa me lanzó una gran pregunta: “Mamá, ¿cómo se sintió mi tía Soco cuando falleció mi tío Alvaro si yo estoy tan triste por Diana?”, reflexionar con el tema de la muerte es uno de los mayores aprendizajes que los niños y hasta los adultos puedan tener, siempre le digo a mis pacientes que en psicología todas las pérdidas se viven como duelos y el proceso es el mismo para todos, ya sea perder un trabajo, una mascota, la salud, una pareja o un familiar, nosotros el año pasado habíamos perdido muchas cosas, nuestra casa, nuestra anterior biblioteca, nuestros amigos, nuestra vida anterior se quedó en Campeche, nuestros gatos que habían sido envenenados, yo en lo personal a una amiga muy querida que falleció y la vida ante estas pérdidas como la de nuestra mascota nos remueve estas historias, estas heridas y se convierten en la oportunidad de pensar en ellas, de analizar y también porque no, de unirnos en el sentimiento que nos deja más expuestos, más sensibles y sinceros, el del dolor.
Justo este año sentí la necesidad de armar un taller sobre el sentido del dolor y el sufrimiento, en la terapia y mis talleres descubrí que definitivamente lo que nos une de una forma profunda y verdadera no es la alegría, es el dolor, y las personas que participan en los talleres lo confirman, al compartir y descubrir el dolor de otros y ver que los suyos son escuchados y también compartidos.  C.S.Lewis escribió gran parte de su vida sobre el sufrimiento y tiene un libro hermoso que se los recomiendo ampliamente: “Una pena en observación”, este libro lo escribe justo después de que fallece su esposa de cáncer, la forma en que describe sus sentimientos y la crisis que como creyente vivió es sublime y me maravilla por que logra encontrar palabras para aquello que yo he sentido y que no he podido describir.



El dolor de haber perdido seres y familiares queridos no ha sido fácil de superar, pensar en mi propia muerte también me lleva a reflexiones que nunca terminan.

A continuación les transcribo un fragmento que describe lo que me sucede en estos momentos al intentar recordar el rostro de todos mis seres amados que han partido:

“Hace falta mucha paciencia para aguantar a esa gente que te dice: <<La muerte no existe, o la muerte no importa>> La muerte claro que existe y sea su existencia del tipo que sea importa. Y ocurra lo que ocurra tiene consecuencias, y tanto ella como sus consecuencias son irrevocables e irreversibles. Por ese principio podríamos decir que nacer no importa. Alzo los ojos al cielo de la noche. Es de todo punto evidente que si me fuera permitido rebuscar en toda esa infinidad de espacios y tiempos, nunca volvería a encontrar en ninguna parte el rostro de ella, ni su voz, ni su tacto. Murió. Está muerta. ¿Es que se trata de una palabra tan difícil de comprender?
No conservo ninguna fotografía suya donde quedara un poco bien. Ni siquiera en mi imaginación soy capaz de reproducir su cara con todo detalle. Y sin embargo, el rostro extraño de cualquier extraño atisbado esta mañana entre la multitud puede presentarse ante mí con nítida perfección al cerrar los ojos por la noche. La explicación es bastante sencilla, creo yo.  Los rostros de los seres a quien mejor hemos conocido, los hemos visto desde tantos ángulos, bajo tantas luces y dotados de tantas expresiones (paseando, durmiendo, riéndose, llorando, comiendo, hablando, o pensando), que todas estas impresiones se nos enmarañan simultáneamente, dentro de la memoria y quedan confundidas en un simple borrón.  Pero su voz está todavía viva. Su voz añorada que en el momento menos pensado me puede convertir en un niño que echa a llorar.”

Y así la voz de todos  mis seres amados, mi Padre, Alvaro mi cuñado, Paco, Ana María, Cinthia, mis amigos, mi tío Julio y los maullidos de mis queridos gatos, hoy me acompañan, junto con su borrosa imagen que se confunde con la de otros pero que siempre, siempre me acompañan por que están conmigo como hoy Diana en cada rincón de la biblioteca y por supuesto de nuestras vidas.

Este escrito se lo dedico de todo corazón a todas las personas de la biblioteca que se encariñaron con Diana y que le dieron un significado muy profundo a una presencia que nos unió en comunidad.

Un abrazo y un maullido a todos!!!

1 comentario:

  1. Justo ese fragmento que escribió Lewis en su libro me movió tanto. "Los rostros de los seres a quien mejor hemos conocido, los hemos visto desde tantos ángulos, bajo tantas luces y dotados de tantas expresiones (paseando, durmiendo, riéndose, llorando, comiendo, hablando, o pensando), que todas estas impresiones se nos enmarañan simultáneamente, dentro de la memoria y quedan confundidas en un simple borrón. Pero su voz está todavía viva. Su voz añorada que en el momento menos pensado me puede convertir en un niño que echa a llorar.”
    Muy bello

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