sábado, 7 de abril de 2018

El Prometeo Posmoderno (Un mundo sin Dios)


“Maldito creador! ¿Por qué me hiciste vivir? ¿Por qué no perdí en aquel momento la llama de la existencia que tan imprudentemente encendiste?” - Frankenstein o el Moderno Prometeo, Mary Shelley.



Este año se cumplen 200 años de la publicación de la gran novela “Frankenstein o el Moderno Prometeo”, confieso que al igual que muchos esta extraordinaria novela fue para mi un increíble libro de terror, pero hace poco Netflix por el aniversario del libro lanzó una serie muy interesante, “LasCrónicas de Frankenstein”, de la cual ya vi la primera temporada y me hizo ver la obra original con otra mirada, sobre todo pensando en lo que actualmente vive mi generación. La crisis existencial del protagonista de la serie me apasiona, un hombre creyente tratando de comprender la crueldad, y el dolor del mundo real pero atormentado por su propia crueldad y sufrimiento, hasta que el destino pudiera transformarlo en un monstruo al transgredir sin deseo propio la misma naturaleza, que es en realidad el asunto más importante que Mary Shelley intentó plasmar en su novela, los conflictos existenciales más profundos del Alma Humana.

Investigar sobre la vida de la autora y el contexto histórico que se vivía en sus tiempos definitivamente nos abre también el panorama, y es que la revolución industrial marcó una diferencia en el sentido de muchas cosas, sobre todo de lo que implicaría las necesidades más apremiantes de la naturaleza humana, convirtiéndonos en productores y productos, descubriendo en lo personal una analogía con lo que vivimos actualmente. A eso agreguemos las investigaciones de Darwin y el galvanismo que al parecer eran fuente de grandes reflexiones en los círculos filosóficos y literarios, pues es justo de una charla en donde se platicaba de ello que nace en Mary la inquietud sobre el tema. 



La analogía que usa Mary Shelley con el mito de Prometeo es conmovedora, el hombre intentando suplantar a Dios, Frankenstein, pero al igual que Prometeo la osadía de robar el fuego de la vida no podía quedar sin un castigo y es su misma creación la encargada de martirizarle, el buitre que nunca le abandonará.
Mary tuvo una vida bastante dolorosa, perdió a varios hijos y también a su esposo, vivió en la indigencia y a pesar de pertenecer a una familia culta y liberal, la revolución industrial no fue en ese momento lo mejor que a gente como ella pudiera pasarle. Crítica y reflexiva imagino que nunca dejó de plantearse conflictos que en ese tiempo eran imposibles de evadir, la realidad era como ahora intensa y se imponía por si misma a través del sufrimiento y la tragedia creando en ellos reflexiones infinitas que llegan cuando te abres a lo que grita desesperadamente la realidad.
Entiendo igual la tragedia del monstruo al ser la creación de Frankenstein y no tener el amor de su creador que termina rechazándolo, y el creyendo que fue la infelicidad lo que en ese momento lo volvía un monstruo cuando tal vez volver a vivir no implicaba en si un nacimiento y mas que ese amor lo que tal vez ya no poseía era un alma, misma que muchos seres humanos en ese momento como consecuencia de la industrialización y la guerra sentían que estaban perdiendo, incluso Mary Shelley.



El primer capítulo de la serie de Netflix lleva por título “Un mundo sin Dios” y da pie a lo que Mary intentó plasmar en su obra, el hombre en medio de la desesperación a expensas de sus propios límites intentando suplantar aquello que no comprende asumiendo que lo hace olvidando por esto la esencia de su naturaleza que fue ser creado, y que el monstruo se lo recuerda a Frankenstein y que en la serie (no voy a hacer Spoiler) se plantea de forma increíble al final de la primera temporada, llevando al protagonista a un conflicto aun mas grave de su existencia.

Perder el alma aun estando vivos es tal vez algo que sucede con mas frecuencia de la que imaginamos, yo como psicóloga puedo reconocer que los conflictos de las personas desde hace mucho no radican en sus mentes, sino en sus almas y sus espíritus, y que desgraciadamente ya no hay nada en el mundo que se enfoque en formar nuestra vida espiritual o en rescatar y satisfacer lo que nuestra autentica naturaleza necesita, el mundo nos ofrece una gama infinita de soluciones superficiales y evasivas que lo que hacen es negar esta naturaleza y nos abandona a nuestro propio limite bajo la premisa de que somos ilimitados, pero el desencanto ha traído consecuencias catastróficas.

Fue para mi asombroso encontrar mucha similitud entre mis múltiples reflexiones personales, las de Mary Shelley y las del filósofo coreano Byun-Chul Han que últimamente se ha vuelto famoso por su libro “La sociedad del cansancio”, se los recomiendo ampliamente; cuando descubrí la filosofía de Byung-Chul Han quedé fascinada por que todo eso que el plantea yo ya lo venía observando en mis pacientes, y en las personas con las que he trabajado todo este tiempo y concuerdo en todo, es bajo esta premisa que me atrevo a ayudar a mis pacientes y he visto resultados sorprendentes; y es que soy filosofa y mi formación me abre a otra perspectiva, y partir de la naturaleza repito me está funcionando maravillosamente.

En el Prólogo de la sexta edición Byun-Chul Han utiliza el mito de Prometeo como introducción a sus planteamientos y es tal vez nuestro Prometeo Posmoderno que el llama “El Prometeo Cansado” y transcribo sus palabras: “El mito de Prometeo puede reinterpretarse considerándolo una escena del aparato psíquico del sujeto de rendimiento contemporáneo, que se violenta a sí mismo, que está en guerra consigo mismo. En realidad, el sujeto del rendimiento, que se cree en libertad, se halla tan encadenado como Prometeo. El águila que devora su hígado en constante crecimiento es su álter ego, con el cual está en guerra.  Así visto la relación de Prometeo y eláguila es una relación consigo mismo, una relación de autoexplotación. El dolor del hígado, que en sí es indoloro, es el cansancio.  De esta manera, Prometeo, como sujeto de autoexplotación, se vuelve presa de un cansancio infinito. Es la figura originaria de la sociedad del cansancio.” 

Al final el exceso de rendimiento según el filósofo provoca el infarto del alma.

Y si, somos esos Prometeos cansados, luchando con nuestro álter ego, autoexplotándonos, en un mundo sin Dios, sin esperanza, buscando a quien culpar por nuestro sufrimiento y nuestra maldad devorándonos a nosotros mismos, acabando con nuestra naturaleza humana viviendo como monstruos creados por el Dr. Frankenstein sin un alma.

Artículo Publicado en la Revista Digital Humanum

1 comentario:

  1. Me encantó! un libro que en realidad no pensé pudiera tener tanto significado, y tiene tanto sentido con todo lo que pudimos ver en la tertulia! Estoy fascinada por la historia y me gustaría aprender mucho más, lo bueno que seguiremos con el mismo tema la siguiente tertulia :)

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